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18 Jun
Nuestra Historia en un Álbum Fotográfico

Nuestra Historia en un Álbum Fotográfico

Antes de entrar en materia y contar los detalles más importantes y representativos de la historia del álbum fotográfico, nos gustaría explicar un poco más a fondo el significado de coleccionar recuerdos en una carpeta.

La razón de querer inmortalizar un momento a través de una fotografía no es sino  nuestro deseo de guardar ese recuerdo en nuestra mente y nuestro corazón, inmortalizando ese instante.

Se dice que recordar es vivir de nuevo y esto encaja perfectamente con la fotografía. Siempre que queremos revivir momentos importantes de nuestra historia personal, acudimos a aquella imagen que nos transporta en el tiempo y nos permite revivir sensaciones, emociones y sentimientos.

El álbum fotográfico es una carpeta que hereda su estructura de la encuadernación de libros, de tal manera que se puede revisar su contenido y protegerlo al mismo tiempo. Consta de varias hojas dónde adherimos la fotografía, pero, evidentemente, su diseño ha cambiado a través del tiempo.

Podemos remarcar tres momentos históricos dentro de la aparición y evolución de los álbumes.

La primera fase corre de los años 1839 a 1850 y se relaciona con los primeros trabajos de técnicas fotográficas. Estas primeras fotografías se colocaban sobre soportes de bajo gramaje y se pegaban a los soportes que sostenían las páginas de los álbumes.

La segunda etapa se caracteriza por el despegue de la fotografía mediante los retratos fotográficos. El aumento de la producción de retratos convirtió al álbum en la solución perfecta para la organización, visualización, almacenamiento y conservación de fotografías.

Se fueron haciendo diferentes adaptaciones a este tipo de álbum y en 1864 apareció el pliegue patent que se trataba de incluir tiras de algodón para formar una especie de bisagra que permitía abrir totalmente el libro, aumentando también su durabilidad.

El tercer momento histórico estuvo marcado entre otras cosas por la sustitución en 1880 de las albúminas por gelatinas POP, lo cual modificaba la concepción de la estructura del álbum. De igual forma, las páginas se unen entre sí por un hilo o una cinta y posteriormente se incorporan elementos como anillas o espirales. Además, por primera vez, la gente podía hacer sus propias fotografías sin necesidad de un fotógrafo

Según sabemos, los primeros álbumes de fotografías eran de uso privado y familiar y podemos compararlos con los álbumes temáticos que tenemos hoy en día.

En 1903, se desarrolla el procedimiento de impresión offset (medios tonos) que permite publicar fotografías en libros y prensa. De aquí hay información histórica de álbumes con fines periodísticos que albergan información muy importante en la historia del periodismo.

Hoy en día, vivimos un momento histórico en donde el móvil nos permite capturar instantes y generar imágenes de gran calidad. Básicamente, tenemos la posibilidad de captar situaciones en cualquier momento y circunstancia, además de poderlo compartir de inmediato con nuestros contactos. Fotografiamos lo cotidiano y nuestro día a día.

Por tal motivo, mucha gente piensa que la fotografía impresa ha dejado de ser necesaria y que está condenada a desaparecer. Nada más lejos de la realidad, ya que aún se imprimen una importante cantidad de fotografías, aquellas que tienen mayor importancia, especial valor emocional o estético y que el público en general considera como un material diferente y único que quiere resalta por encima de los demás.

Nos resistimos a abandonar la fotografía de toda la vida. Aunque la foto digital goza de buena consideración, preferimos usar fotografía impresa y álbumes clásicos para preservar los recuerdos más importantes y relevantes. Por ello, podemos constatar que los clásicos álbumes analógicos no han perdido su estatus de distinción y exclusividad, siendo imprescindibles para dar ese punto diferente de calidad a nuestras más intensas emociones.

No hay nada como concentrar todos nuestros sentidos para interiorizar un sentimiento y, de esta forma,  vivir plenamente la experiencia que supone abrir nuestro álbum fotográfico, tocarlo, palpar la foto e ir recorriendo, una a una, todas sus páginas. Todo esto abre una puerta al pasado, camino a un viaje interior cargado de recuerdos y emociones, evocando todos esos momentos que forman parte de nuestra historia.

Lo dicho, recordar es vivir.

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